Durante 47 días, un grupo de españoles y sus familias han sufrido un secuestro, que España ha vivido intensamente como lo hizo en los de Miguel Ángel Blanco, José María Ryan, José María Aldaya, José Antonio Ortega Lara, Cosme Delclaux,…
Durante el suceso ha habido un respetuoso consenso político y social para no interferir en el desenlace. Ahora, la libertad de los secuestrados abre la puerta de nuestra libertad para preguntar y criticar la forma en que se han desarrollado los hechos.
-¿Por qué la autoridad judicial, el Ministerio de Defensa y la Vicepresidenta mantuvieron criterios tan divergentes que pudieron conducirnos a un callejón sin salida?
-¿Por qué el Presidente del Gobierno ha salido sólo en el momento de la euforia?
-¿Por qué el Gobierno no se enteró del segundo chantaje de los piratas?: nunca llevaron a los rehenes a tierra y, por tanto, nunca los devolvieron al barco?
-¿Por qué los barcos vascos arrían la bandera española cuando salen de sus bases en España?
-¿Por qué la codicia impulsa a los patrones a entrar en aguas prohibidas o peligrosas?
-¿Por qué nuestras fragatas no persiguieron y apresaron a los piratas cuando abandonaron su presa, conforme a lo acordado en la Operación Atalanta?
-¿Por qué aparecen las fragatas escoltando a la presa cuando ya es libre en aguas libres?
-¿Qué se haría en un Estado de Derecho con los piratas apresados?
-¿Por qué el Ayuntamiento de Bermeo ha ocultado la pancarta en la que pide permanentemente libertad para los presos de ETA, bajo la pancarta en la que pedía la liberación del barco y de los marineros?
-¿Por qué el mapa del País Vasco que aparece permanentemente en esa fachada es el mismo que aparece en los libros de texto de ESO, que incluye Iparralde, Navarra, Álava, Vizcaya y Guipúzcoa?
-¿Valorarán los partidos nacionalistas vascos la muestra de solidaridad de toda España con este grupo de españoles, vascos y gallegos, y con toda la sociedad vasca?
Un gesto de complicidad desde el nacionalismo vasco, un mero guiño en unas circunstancias dolorosas como las que hemos vivido, serían entendidos por toda España como signo de reconciliación y encuentro y nos olvidaríamos de algunas respuestas dadas en Bilbao ante una encuesta acerca de la posibilidad de que la selección española pueda volver a jugar en el País Vasco: que vengan si tienen pelotas.
Publicado por Alfonso García López – Xornal de Galicia