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El otoño, tercera estación del año, caracterizado por ser tiempo de maduración, de recogida y almacenamiento de cosechas y frutos, de envejecimiento multicolor y posterior caída de las hojas de los árboles, de cambio de paisajes de nuestros bosques, de cuencas y fragas, de disminución de temperaturas y de aparición de las primeras lluvias, de crecidas de fuentes y ríos, de energía natural en movimiento, de creación en suma de espacios de belleza para el deleite de quienes los quieran disfrutar gratis.

El corazón como órgano vital y motor a la vez de nuestro cuerpo que bombea sangre al resto del organismo y que no puede pararse, acusa, se beneficia o perjudica según hagamos a no actividad física periódica, así como del tipo de alimentación, de los ejercicios o actividades de mantenimiento y situaciones de estrés de cada cual. Un tipo de vida sin actividad física puede conducir a insuficiencias cardiacas o a sufrir una cardiopatía isquémica. Mantener por tanto en buen estado el músculo cardiaco caminando al aire libre, nadando, haciendo gimnasia u otras actividades físicas debieran ser parte de nuestras pautas de vida ordinarias para el órgano motor cumplan sus funciones vitales y una buena calidad de vida.

La falta de ejercicio aumenta el sobrepeso al tiempo que los riesgos de enfermedades cardiovasculares, la diabetes, dolores de espalda y otras enfermedades físicas en las sociedades modernas debido al gran número de horas dedicadas al trabajo en posturas ergonómicas incorrectas, al igual que las dedicadas a ver la televisión, en igual posición. Realizar diaria o periódicamente algún tipo de actividad física, de forma equilibrada, adaptados a la edad y características de cada cual, tiene efectos positivos en el estado y salud de la persona, incluso en la reducción de la obesidad, a modo de ejemplo. El senderismo de mantenimiento por entornos de naturaleza autóctona y sin ruidos, se presenta como una de las alternativas recomendables.

Los sentidos corporales como proceso fisiológico  de recepción y reconocimientos de estímulos externos e internos a través de determinados órganos clásicos: la vista, oído, olfato, gusto y tacto a través de células conectadas que tienen receptores que reaccionan a estímulos específicos, por medio del sistema nervioso al cerebro, configuran nuestra capacidad de reconocer y entender la realidad circundante y de relacionarnos con ella, apreciar o juzgar algo, la belleza y olores naturales, percibir lo que está a nuestro alrededor, así como determinados estados internos del organismo de cada persona tienen en el otoño y en el rural ámbitos sensoriales para el deleite, el estímulo y la verificación.

La salud entendida como estado general de la persona en el que su organismo ejerce todas las funciones, físicas, neurológicas e intelectivas incluido es también la ausencia de enfermedades o de factores dañinos de la persona, por lo que salud se contrapone al de enfermedad, un estado de bienestar físico, mental y social, así como la ausencia de enfermedad o dolencia, según la definición presentada por la Organización Mundial de la Salud (OMS). Una persona sana es aquella puede llevar una vida individual, social y económicamente productiva, al tiempo que vivir sus sueños, en lo que inciden genes, pautas de vida, alimentación, el medio, calidad del aire que respiramos y ejercicio físico, entre otros factores. El otoño limpia y purifica el medio natural y el oxígeno que se respira por esta época es más puro que en otras épocas del año y estaciones.

Interrogarnos y reflexionar sobre estos cinco términos y su interrelación para una vida saludable parece más que conveniente, pues en muchos casos constataremos y hasta nos sorprendernos de lo descuidado que tenemos la actividad física, de la inconveniencia de muchas de las pautas de vida y sus efectos nocivos sobre nuestro organismo, en los sentidos y en la salud global como bien y valor supremo de la persona.

Así pues, el otoño es una buena época para reorientar las prioridades y sopesar la conveniencia de volver de vez en cuando al rural y entornos de naturaleza que estimulen el ejercicio físico, con los efectos beneficiosos para el organismo, entre los que está el senderismo, aprovechando la belleza paisajística y multicolor de los árboles nobles y bosque autóctono, que alfombran con sus hojas multicolores el suelo por el que podemos transitar y el hongo en forma de liquen de robles, castaño y muros de cierre son como mantos naturales y temporales que estimulan el esfuerzo del caminante/senderista, por lo que la interacción es obvia entre el otoño, corazón, ejercicio, sentidos y salud.

Antonio Álvarez González, presidente Asociación Castaño y Nogal

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